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sábado, 4 de abril de 2015

Reflexión para Pascua


Pascua 2015

Reflexión

Nos gustaría empezar la reflexión acerca de Pascua con un breve contexto en donde sucede la misma. La fiesta de Pascua, sucede al final de la Semana Santa, en la cual, con mucha frecuencia, solemos hacer y escuchar la misma pregunta: ¿A dónde vas a ir en Semana Santa? ¿Ya sabes?, sería considerada una fecha meramente turística. Pues esa semana, considerada por muchos como vacaciones, es la ‘’Semana Mayor’’ de todo el cristianismo, donde se basan sus fundamentos y creencias más arraigadas, porque constituye la más importante y solemne celebración de todo el año litúrgico, pues en ella conmemoramos y revivimos los misterios de nuestra redención y con ella todos los misterios y sucesos que nos dieron la vida eterna.
Además, al paso de los días, Cristo va a morir, en la cruz, por nosotros... para redimir nuestros pecados. Pero hoy en día no muere únicamente en Jerusalén, sino que muere espiritualmente en todos los rincones del planeta, en las guerras de Siria, Palestina, muere en Iraq, en Pakistán a causa del terrorismo. Muere en África por la guerrilla, los odios raciales y la violencia descontrolada.  Cristo muere en este mundo ‘’civilizado’’ y ‘’ordenado’’, en miles de millones de abortos ocasionados por mujeres que hacen de su vientre la guillotina de sus propias criaturas indefensas y no queridas.
Va a morir otra vez, y la causa más profunda de su muerte está en las mismas raíces del corazón humano: en la injusticia y en la soberbia de cada uno de nosotros, en la ambición y la prepotencia de los fuertes, en nuestra quimérica castidad que lo único que demuestra es la promiscuidad de miles de millones de personas. En simples palabras por nuestro horrible pecado. ¿Quién entonces es capaz de solucionar toda esta realidad? El mismo Jesucristo, el Verdadero Dios y Verdadero Hombre, Él que en una semana fue recibido como un héroe, fue perseguido y crucificado por esas mismas personas, solo Él puede hacerlo y lo hizo en la Santa Cruz el Viernes Santo. Entonces, nos preguntamos ¿Por qué huimos en Semana Santa donde pasan desapercibidos tantos misterios de toda nuestra vida? Por eso nos cuesta tanto fundamentar nuestra fe, defenderla cuando necesitamos dar testimonio de ella, como no, si no sabemos nada de lo que supuestamente creemos, no lo entendemos porque buscamos desesperados un lugar donde ir en el momento más intenso. Donde deberíamos, por lo menos, escuchar el evangelio del día, tarea que tanto nos cuesta hacer.
Sin embargo, la Pascua se trata de eso, de que Cristo resucite dentro de nosotros para darnos la vida eterna, la Pascua de nuestra alma. ¿Cómo la podemos alcanzar?, parece una utopía, pero está a la altura de nuestros ojos. Podríamos tomar de ejemplo a nuestra madre María, que, en su vientre castísimo dijo ‘’Hágase’’ y se encarnó el Señor Jesucristo, en donde la Inmaculada el Sábado Santo fue la única persona que creyó en la resurrección de Jesús, fue la única persona que constituía la Iglesia Católica porque nadie creyó. Le pidamos a ella mediante la oración que interceda y nos ayude a lograr el cambio, siempre teniendo en cuenta los 3 pilares de la Cuaresma: AYUNO – LIMOSNA – ORACIÓN.
¿Pensás que es muy difícil lograr el cambio?
El cambio va a surgir de la propia voluntad de cada uno y el mismo va a ser soportado por Cristo si es nuestra vocación a seguir. ¿Por qué no asistir a los recreos eucarísticos que se nos ofrecen todos los días en el primer recreo? ¿Por qué no aprovechamos el sacramento de la confesión cuando tenemos un sacerdote que nos la ofrece? ¿Por qué nos avergonzamos de rezar fervientemente las oraciones, como ser el Salve a María? Estas son algunas ideas de las que podrías empezar tu cambio, nunca es tarde.


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